lunes, 5 de marzo de 2012

Los Vuelos


Los Vuelos
Una vez el ave aquella, mientras volaba conoció a un simple aguilucho que contaba cosas sobre vidas pasadas; aquella ave se posó sobre un tronco grande y fuerte, justo frente a la mirada del aguilucho. Él sintió una fuerza interna muy fuerte dentro de sí, al igual que dentro de en ella. Cruzaron algunas palabras, algunos poemas y algunos versos; al cabo de un breve tiempo esa energía creció tanto, que el pobre aguilucho no podo controlar sus pensamientos y se le escapaban palabras que no podía decir. Una tarde sin decir adiós, aquella ave voló, el aguilucho se quedo atento, siguiendo con sus ojos la partida del ave. Se quedo tranquilo porque sintió que ella algún día regresaría a su lado y, siguió contando sus aventurasos a los más chicos … pasadas tres o cuatro lunas mientras el simple aguilucho tocaba un aro y a la vez contaba la historia de un águila calva y un rato con lentes, el ave regreso y el simple aguilucho abrió sus ojos de la emoción, no pudo terminar la historia que contaba, por los ojos de ella pudo entrar en su alma, en su vida vio que estarían juntos. Ella se poso de nuevo sobre aquel gigante tronco, de nuevo conversaron horas enteras, parecía como si bailaran ciertas danzas con el batir de sus alas; un día mientras compartían de un sinfín de lecturas, juegos, bromas en compañía de otros aguiluchos y otras aves del bosque, ella de nuevo voló, pero esta vez voló para siempre. El simple aguilucho de esta historia sabia de su naturaleza, lo pudo leer sin decir palabra "que ella se pertenecía a sí misma" ella voló y esta vez voló para siempre… desde aquel tiempo el simple aguilucho cuenta historias sobre lo sucedido dejando siempre en claro que esa ave que jamás regreso, no era cualquier ave, decía siempre que esa ave, era única y se echa a volar. (bbmd)

jueves, 1 de marzo de 2012

Poemas de María Mercedes Carranza


SUELE SUCEDER
Luego de algunos años
de no verlo,
de nuevo nos encontramos.
No el deseo, como antes,
sino la nostalgia
de aquellos días de deseo
nos llevó a la cama.
La alegría de entonces
fue ternura y el goce
y la voluptuosidad
sólo complacencia.
Ambos, podría jurarlo,
tuvimos la certeza
de habernos sobrevivido.
 
ODA AL AMOR
Una tarde que ya nunca olvidarás
llega a tu casa y se sienta a la mesa.
Poco a poco tendrá un lugar en cada habitación,
en las paredes y los muebles estarán sus huellas,
destenderá tu cama y ahuecará la almohada.
Los libros de la biblioteca, precioso tejido de años,
se acomodarán a su gusto y semejanza,
cambiarán de lugar las fotos antiguas.
Otros ojos mirarán tus costumbres,
tu ir y venir entre paredes y abrazos
y serán distintos los ruidos cotidianos y los olores.
Cualquier tarde que ya nunca olvidarás
el que desbarató tu casa y habitó tus cosas
saldrá por la puerta sin decir adiós.
Deberás comenzar a hacer de nuevo la casa,
reacomodar los muebles, limpiar las paredes,
cambiar las cerraduras, romper los retratos,
barrerlo todo y seguir viviendo.